En un mundo donde el consumismo es la tendencia dominante, el valor de los objetos es cada vez menor, y cada vez más se fabrican objetos que acaban siendo desechados en poco tiempo. Esto no pasa con los objetos artesanales y mucho menos con nuestras rosas, cempacuchil o dalias. Ya que, aportan un toque de elegancia. Además, pone en valor el trabajo minucioso de los artesanos y, lo más importante, ayuda a proteger el medio ambiente y a impulsar la economía local. Los productos artesanales duran más y su valor va más allá del dinero. Por eso, la calidad de nuestros productos es incuestionable.